martes, 24 de febrero de 2009

Batalla de Sekigahara


La batalla de Sekigahara (Sekigahara no tatakai) fue una batalla decisiva en la historia de Japón que tuvo lugar el 21 de octuble (15 de septiembre en el antiguo calendario chino) del año 1600 en Sekigahara (hoy Prefectura de Gifu). Durante este conflicto se enfrentaron los ejércitos de las dos principales facciones del país: quienes consideraban que Toyotomi Hideyori, hijo de uno de los grandes unificadores del Japón: Toyotomi Hideyoshi, eran quien debía convertirse en el dirigente del país, y la facción de los que apoyaban a Tokugawa Ieyasu, uno de los daimyo (señores feudales) más prominentes del país, para que se convirtiera en el dirigente.

La victoria del «Ejército del Este» de Ieyasu le mereció pasar a la historia como «El último de los grandes unificadores de Japón» junto con Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi. Además, le despejó el camino para que obtuviera el título de shogun, máxima autoridad política y militar en Japón durante esa época. A partir de entonces se establecería el shogunato Tokugawa, el último shogunato de la historia y el cual duraría más de 250 años al frente del gobierno.

La importancia de esta batalla, la cual fue el desenlace de toda una campaña militar, radica en que debido a su resultado, el país saldría de una época de constantes conflictos y luchas internas. Se establecería además una paz casi absoluta a lo largo y ancho del archipiélago, sólo interrumpida por revueltas menores hasta el regreso del Emperador de Japón de como máxima autoridad durante la Restauración Meiji en 1866 - 1869.

Aunque no se sabe con exactitud la cifra de los soldados presentes en el campo de batalla, la mayoría de los académicos asegura que entre 170.000 y 200.000 guerreros se dieron cita ese día e incluso algunos aseguran que esta batalla ha sido la más grande peleada en suelo japonés en toda su historia.

Para las 4:30 de la mañana, las tropas del «Ejército del Oeste» estaban formadas y en posición de batalla. Para la media noche, cuando Ieyasu recibió la noticia de que las tropas enemigas se movilizaban y después de determinar la dirección que tomaban, ordenó del mismo modo movilizar su ejército a la nueva ubicación y debido a que tomó un camino más corto hacia el lugar, llegaron casi al mismo tiempo. Aunque es imposible saber el número real de samurái que estuvieron presentes en esta batalla, algunos aseguran que ese día participaron cerca de 250.000 soldados.


El día amaneció lluvioso. Una espesa niebla cubría el valle, por lo que la visibilidad se reducía a unos pocos metros y las tropas tenían dificultades para identificar al enemigo.A las ocho de la mañana, la niebla se dispersó y después de algunos instantes comenzó el enfrentamiento. No está del todo claro que bando comenzó el ataque, aunque los primeros que se movilizaron fueron 30 guerreros a caballo del bando del este, miembros de «los demonios rojos» (llamados así por sus armaduras de color rojo brillante, incluso se dice que sus lanzas estaban pintadas de ese mismo color) de Ii Naomasa, quienes atacaron la posición de Ukita Hideie, extendiéndose la lucha de inmediato en ambos ejércitos.

El ataque inicial de Naomasa fue tan sorpresivo y violento que alcanzaron las líneas del clan Shimazu, del otro lado del campo de batalla, el ataque de Kyōgoku Takamoto, Tōdō Takatora y Terazawa Hirotaka barrió con la posición de Ōtani Yoshitsugu.



Cerca de 20.000 hombres correspondientes a las fuerzas de Kuroda Nagamasa, Tanaka Yoshimasa, Hosokawa Tadaoki, Katō Yoshiaki y Tsutsui Sadatsugu hicieron una carga directa en contra del puesto de control de Mitsunari. Se creó un anillo defensivo improvisado para evitar que llegaran hasta donde se encontraba Mitsunari y lograron detener su avance.



Para apoyar a Nagamasa, Togawa Michiyasu e Ikoma Masumasa llevaron consigo arcabuceros, quienes dispararon en el flanco derecho de las líneas frontales del «Ejército del Oeste». Shima Sakon, que había salido ileso de la escaramuza en Akasaka, cayó herido de un disparo, por lo que tuvo que retirarse.


Las tropas de Tokugawa estaban motivadas y redoblaban esfuerzos, por lo que Mitsunari decidió utilizar cinco cañones para disparar en contra del enemigo. Debido a que los cañones en Japón no eran utilizados frecuentemente durante la batalla salvo para ser disparados en los muros de los castillos, Mitsunari logró el efecto deseado y las tropas enemigas se replegaron. Ordenó a sus soldados que avanzaran para atacar a Tanaka Yoshimasa, pero las fuerzas de Katō Yoshiaki y de Hosokawa Tadaoiki reaccionaron a tiempo, logrando que las tropas de Ishida volvieran a tomar posiciones defensivas.

Del otro lado del Monte Nangū, Asano Yukinaga lideró a sus 6.510 samurái a atacar directamente a Natsuka Masaie. De uno y otro lado se siguieron disparos intercalados de arcabuz aunque sin mucho orden o estrategia.

Ōtani Yoshitsugu entabló un duro combate con las tropas de Tōdō Takatora y Kyōgoku Takatomo, mientras que las de Konishi Yukinaga mantenían un feroz combate cuerpo a cuerpo con las de Oda Yūraku y Terezawa Hirotaka,. Pero hasta ese momento no había un lugar más caótico que la escena donde se enfrentaban Fukishima Masanori y Ukita Hideie, debido a los constantes ataques y contraataques de uno y otro bando.

Para las 10:00 am, Ieyasu decidió adelantar su centro de comando acercándose al del enemigo, mientras que Mitsunari había enviado un mensajero a Shimazu Yoshihiro para que se uniera a la batalla ya que, de sus cerca de 80.000 soldados, sólo habían entrado al combate unos 35.000. El mensajero insultó el orgullo del viejo Shimazu al dar el mensaje sin haber primero descendido de su caballo, por lo que Mitsunari en persona tuvo que ir a dar la orden de atacar. Shimazu le contestó: «En la batalla, uno debe de encargarse de sus propios asuntos y pelear sus propias batallas[...] no hay tiempo para preocuparse de los asuntos de los demás, ya sea en el frente, retaguardia o en los flancos». Mitsunari regresó a su posición para observar la situación imperante y considerar los ajustes necesarios. Ante la negativa del clan Shimazu, ahora dependía del clan Mōri y de las tropas de Kobayakawa Hideaki.

El «Ejército del Oeste» había sido duramente atacado pero habían podido reagruparse gracias al liderazgo de Ukita Hideie y todo iba saliendo de acuerdo al plan: Hideie soportaría el ataque principal de Tokugawa, Kobayakawa Hideaki descendería y atacaría las tropas enemigas por un flanco, Mitsunari por el otro y el contingente del clan Mōri por la retaguardia, aprisionando a Tokugawa sin darle oportunidad de huir. Eran alrededor de las 11 de la mañana cuando Mitsunari consideró que era el momento oportuno de enviarle la señal para que Kobayakawa Hideaki y sus 15.000 hombres procedieran de acuerdo al plan, por lo que encendieron las señales de fuego que habían acordado con antelación.
Al ver las señales, Ankokuji Ekei y Natsuka Masaie comprendieron que era momento de entrar en la lucha, pero cuando vieron que Kikkawa Hiroie no había hecho movimiento alguno, enviaron a un mensajero a preguntar si tenían algún problema. Hiroie sólo respondió que se encontraba muy ocupado comiendo por lo que solicitó que no lo molestaran. Decidieron entpnces esperar ellos también a que Hiroie entrara en acción.
Kobayakawa Hideaki decide entrar en la batalla apoyando al bando contrario, algunos se le suman mientras que el «Ejército del Oeste» se desmoraliza y sus integrantes comienzan a huir desordenadamente.
Tanto Ieyasu como Mitsunari estaban ansiosos por ver como procedería Hideaki, si apoyaría el ejército del este o el del oeste, por lo que Ieyasu decidió enviar un contingente de arcabuceros para que atacaran la posición de Kobayakawa, justo atrás de Hideaki, quien pareció salir del letargo ante los disparos y finalmente gritó: «Nuestro objetivo es Ōtani Yoshitsugu!».
Ōtani Yoshitsugu estaba preparado ante la posibilidad de la traición de Hieaki por lo que había mantenido dos divisiones en la retaguardia. Desafortunadamente para él, el ataque del enemigo había sido demasiado intenso. En cuanto fue atacado por las tropas del traidor, sus hombres y generales comenzaron a caer uno a uno. Sabiendo que ni la retirada ni la huida eran factibles, Yoshitsugu le pidió a uno de sus vasallos que le cortara la cabeza y la escondiera de tal forma que el enemigo no pudiera obtenerla como un trofeo, quien cumplió el último deseo de su señor.
Una vez que se corrió el rumor de la traición, el «Ejército del Oeste» perdió todo orden y el ánimo de los samurái se derrumbó.
Los Shimazu fueron alcanzados finalmente por Ii Naomasa, donde Shimazu Toyohisa fue asesinado. Yoshihiro comprendió que no había más opción que huir, por lo que reagrupó su ejército y emprendió la retirada, dejando algunos arcabuceros atrás con la finalidad de detener el avance de los «demonios rojos». Entre los disparos de los arcabuceros Shimazu, Ii Naomasa recibió el impacto de una bala en el hombro, obligándolo a retirarse y dejar que los Shimazu escaparan.
Kikkawa Hiroie, junto con sus 3.000 hombres en la avanzada de las tropas del clan Mōri, se rehusó a participar por lo que Mōri Hidemoto hizo lo mismo con sus 15.000 guerreros. Durante su huida, los Shimazu se toparon con la división de Chōsokabe Morichika, quienes al enterarse de la situación decidieron tampoco entraron en la batalla.
El ejército restante comenzó a huir en desbandada. Mitsunari, rodeado de tan sólo algunos cuantos de sus principales generales, decidió huir a las montañas. Alrededor de las 2:00 de la tarde, Ieyasu declaró la guerra terminada.
La primera acción del triunfante Ieyasu fue tomar el castillo perteneciente a Mitsunari, resguardado por su hermano Ishida Masazumi. Kobayakawa Hideaki tuvo «el honor» de encabezar el ataque contra el castillo y sólo dos días después se rindió cometiendo seppuku.

Algunos días después de la batalla, Ishida Mitsunari fue capturado junto con Ankokoji Ekei y Konishi Yukinaga y fueron escoltados hasta Kioto donde fueron decapitados en Rokujō-ga-hara. Ukita Hideie huyó del campo de batalla y se escondió con los Shimazu en Satsuma y durante su ausencia su feudo de tres provincias le fue confiscado y distribuido. En 1603 Shimazu Iehisa reveló su escondite y rápidamente fue condenado a muerte, aunque posteriormente sólo se le obligó al exilio en la isla de Hachijo-jima, donde murió en 1655.

2 comentarios:

Anónimo,  25 de febrero de 2009, 1:37  

Me gusto mucho este post! animo niños!

Anónimo,  8 de marzo de 2009, 7:45  

Me gustó mucho el post, igualito al artículo que redacté en Wikipedia y que se te olvidó mencionar ;)

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